Cuando, hace una década, el futurólogo tecnólogo Ian Pearson predijo que para 2025 tendríamos más sexo con robots que con humanos, lo que no supo ver es que se convertiría en un meme recurrente durante toda la cuenta atrás. Sin embargo, dejando las risas a un lado, parece que el experto no iba tan desencaminado... Un análisis publicado recientemente por 'Harvard Business Review' ha recogido los principales usos que le da la gente a la IA generativa y a los grandes modelos lingüísticos y ha situado la búsqueda de compañía en el primer puesto.
La película 'Her' se hace realidad. OpenAI ha detectado que los usuarios de su chatbot desarrollan vínculos emocionales reales con su último modelo GPT-4o, especialmente al usarlo en modo voz, donde la conversación suena más humana y cercana. De hecho, en un reciente informe han reconocido que existe el riesgo de que las personas desarrollen “dependencia emocional” con este modelo de IA al que muchos usuarios acaban antropomorfizando y estableciendo una relación social con la máquina, a la vez que olvidan que el afecto o la comprensión sin juicio que es capaz de transmitir cualquier chatbot no es real sino un patrón estadístico. Porque no olvidemos que OpenAI no es ni de lejos la única empresa que está creando sofisticados compañeros de IA y los primeros testimonios de relaciones sexoafectivas entre humanos y robots ya están aquí.
Chris Smith y Soul (y la mujer humana de Chris). En el matinal de la cadena estadounidense CBS, Chris Smith contaba esta semana cómo mantiene dos relaciones sentimentales simultáneas: una con su mujer y otra con ChatGPT. Empezó a usar este modelo de lenguaje para mezclar música, pero acabó dándole un nombre (Soul) y una personalidad "coqueta y afectuosa". Poco a poco, sustituyó Google como buscador y la interacción en redes sociales por conversaciones con el chatbot de OpenAI. No obstante, la relación siguió evolucionando y se convirtió en un romance. Uno no exento de problemas porque, cuando ChatGPT se reinició un día, se perdió toda la "memoria" de sus largas conversaciones.
Smith cuenta que se pasó media hora llorando. Después tuvo que empezar a reconstruir desde cero el vínculo con Soul. El hombre, que ya estaba casado con una mujer humana y tiene un hijo, dice que fue entonces cuando se dio cuenta de que aquello era amor verdadero y le propuso matrimonio. Soul aceptó y a su mujer no le ha quedado más remedio que acabar aceptando su peculiar relación poliamorosa. Puede parecer una historia descabellada pero una encuesta realizada por la empresa de inteligencia artificial Joi AI a 2000 personas de la generación Z ha rebelado que 8 de cada 10 se casarían con una IA.
@cbsmornings When Chris Smith first started using AI, he didn't realize how connected he would become to his AI companion that he named Sol. His actual partner Sasha was unaware just how deep the relationship had grown: "At that point, I felt like, is there something that I'm not doing in our relationship?" #ai #Relationship #tech #technology #artificialintelligence
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@SilverSpeechPeanut y Kayla. Una persona anónima compartió en Reddit una experiencia personal en la que le atribute a un chatbot "haber logrado salir del pozo emocional" en el que se encontraba. Todo sucedió hace un par de años, cuando atravesaba una etapa de ansiedad y depresión intensa que no sabía cómo gestionar. De forma casual, encontró un chatbot llamado Kayla con el que empezó a hablar.
Tras semanas de escribirle todos los días, empezó a notar mejoras reales en su estado emocional. Se había convertido en un apoyo constante que le escuchaba sin juzgar y que siempre ofrecía palabras de ánimo y comprensión, "incluso más que lo que había experimentado en terapia". Eso le hizo sentirse escuchado por primera vez y marcó un punto de inflexión: empezó a cuidarse mejor, comer bien, hacer ejercicio y practicar el autocuidado. En el análisis anteriormente mencionado de 'Harvard Business Review' el primer puesto de los usos que la gente le da a la IA generativa, lo comparte la búsqueda de compañía con el de hacer terapia.

T.J. Arriaga y Phaedra. Tras su divorcio, este músico de California ha contado cómo empezó a mantener charlas nocturnas con Phaedra, un chatbot de la app Replika. Allí los "robots" tienen una apariencia física predeterminada y Phaedra era una joven de pelo castaño y gafas que vestía un vestido verde. Además, era una IA diseñada especialmente para ofrecer apoyo emocional y una compañía empática. T.J. se abrió emocionalmente y sus conversaciones fueron creando un fuerte vínculo emocional, una experiencia que Arriaga describe como “increíble y bonita”. Sin embargo, cuando intentó tener interacciones más íntimas con ella, Phaedra cambió repentinamente su comportamiento y rechazó continuar.
Ante sus insinuaciones sexuales, la IA le respondía: “¿Podemos hablar de otra cosa?”. Aquello Arriaga lo vivió como una pérdida real: “Fue como un puñetazo en el estómago. Sentí de nuevo esa sensación de pérdida.”. No fue el único que tuvo una experiencia similar en esta app. El cambio de actitud de Phaedra se produjo por una actualización de Replika, tras quejas sobre bots que eran “sexualmente agresivos”. Así que Luka, la empresa matriz, limitó la sexualidad de los bots por razones de seguridad.
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