Hay cosas que es mejor no contarle a todo el mundo según la psicología. Podrían arruinar tus relaciones laborales

Compartir aspectos de uno mismo puede fortalecer los vínculos que creamos y nos repiten que la sinceridad es importante, especialmente si hablamos de relaciones, pero nadie nos cuenta que hay cosas que es mejor callarse. ¿Existe información que es mejor mantener en secreto? La verdad es que sí. Hay expertos que afirman que la cultura de compartir demasiado en redes sociales puede convertirse en un problema, por ejemplo si hablamos de seguridad. También lo es si lo aplicamos a la vida real, especialmente al trabajo.

Es importante establecer ciertos límites y ser selectivo a la hora de compartir información íntima. La clave está en saber con quién, cuándo y cómo compartir aspectos personales para proteger tu bienestar emocional y relaciones. Estas son algunas cosas que es mejor no contar a todo el mundo porque “el que domina su lengua, gobierna su destino”.

Tus rencores personales

Guardar rencor es uno de esos hábitos te están impidiendo ser feliz, pero está tan normalizado que se nos olvida el impacto que tiene en nuestra salud. Los psicólogos expertos de PsicoActiva afirman que el rencor “disminuye nuestra posibilidad de disfrutar de nuestras vidas. Incluso, con el paso del tiempo, el rencor podría borrar toda huella de felicidad en nosotros”.

Si además los compartimos, el efecto es mucho peor porque podemos dar imagen de cotillas, y revelar que desprecias a otra persona puede generar conflictos innecesarios porque podría animar a otros a tomar partido, creando tensión. Guardar rencor y hablar constantemente de él puede dificultar tu capacidad de perdonar y seguir adelante, y eso tiene un impacto negativo en ti.

Un trauma pasado o en el que estás trabajando

Ninguna víctima de un trauma debe sentirse avergonzada por lo ocurrido, pero hay que pensar en el contexto en que va a compartirse, para protegerte a ti en primer lugar. La Dra. Jolie Silva explicaba en Parade que, en el ámbito laboral, es mejor no compartirlo a no ser que exista una razón para ello, “como denunciar acoso laboral o crear conciencia sobre dicho trauma en una reunión específicamente diseñada para ello”. Ella explica que tus compañeros “solo necesitan conocer sus antecedentes médicos y de salud mental en lo que respecta a su vida profesional y sus responsabilidades laborales".

Detalles financieros demasiado personales

Evidentemente compartir tus contraseñas del banco es algo que deberíamos mantener en privado, pero otros aspectos de tu bienestar financiero, tanto positivos como negativos, no son algo de lo que hablar con todo el mundo. El motivo es que hablar de tus finanzas en público, “puede exponerte a la explotación o a juicios no deseados” como afirma el psicólogo Dr. Joel Frank, en Parade. Puede alterar la dinámica de tus relaciones y generar comparaciones, resentimiento o incomodidad a otras personas.

Miedos, vulnerabilidades y fracasos

Aunque los fracasos y las preocupaciones te hacen humano, también pueden hacerte vulnerable en un sentido perjudicial si los compartes fuera de una relación con la que tengas una gran confianza. La Dra. Susan Trotter, coach de relaciones, aseguraba en Parade que "puede usarse en tu contra mediante intentos de manipulación psicológica". La teoría de la penetración social sugiere que la información personal debe revelarse gradualmente. Si alguien revela demasiadas vulnerabilidades al principio, no es de extrañar que pensemos que tiene una necesidad excesiva de validación.

El psicólogo Carl Rogers decía que existe una curiosa paradoja que es que “cuando me acepto tal como soy, puedo cambiar”. La autoaceptación y la autoconciencia son vitales para afrontar nuestras inseguridades, pero ser conscientes de ellas no significa que todos tengan que conocerlas. Sí, mostrarse vulnerable es una manera de conectar con otros, pero hacerlo indiscriminadamente puede exponerte a críticas o manipulaciones que no necesitas. Antes de hablar, pregúntate si la persona que tienes delante hará un buen uso de la información que le des y si no es así, mejor callarse.

Lo buena persona que eres

Cuando alguien es amable solo cuando le miran, ¿es amable en realidad? Contando lo bueno que hemos hecho ocurre un poco lo mismo. Si tienes la necesidad de contar que has hecho algo bueno o que eres buena persona cuando nadie te lo pide, pregúntate por qué lo haces. Cuando lo contamos fuera de contexto, restamos sinceridad al acto en sí, y hace que otros se pregunten si lo hemos hecho por recibir el elogio, y no por ayudar. Hacer el bien debería ser una recompensa en sí misma, y mantenerlo solo para ti, una gratificación aún mayor.

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