La crisis de la vivienda en Cataluña se ha vuelto insostenible y Salvador Illa quiere remediarla. Para ello ha anunciado un plan de préstamos, que busca facilitar la compra de casa a los jóvenes. La Generalitat va a desembolsar 500 millones de euros en cinco años y es un gesto bonito, pero está condenado a fracasar en Barcelona e incluso podría empeorar más la situación.

Cómo funciona el préstamo de la Generalitat para comprar casa. Es una ayuda dirigida a los menores de 35 años que cobren menos de 37.800 euros brutos anuales. Con ese dinero se cubre hasta el 20% del precio al 0% de interés, eliminando el principal obstáculo a la hora de comprar vivienda: la entrada. No hay que devolverlo hasta terminar de pagar la hipoteca, para dar un alivio económico.
Para evitar el mal uso de estas ayudas, el programa viene con restricciones importantes. Solo se puede usar para comprar tu primera vivienda, eliminando inversores o fondos buitre de la ecuación. Además, las casas que se compren usando este préstamo serán consideradas vivienda protegida de forma indefinida, así que no podrán venderse al alza, algo que no gusta a los especuladores.

La teoría es muy bonita, pero no funcionará en Barcelona. Salvador Illa no es un visionario, este tipo de ayudas ya se han intentado y no han salido bien. El mejor ejemplo es el programa Help to Buy de Reino Unido, donde las ayudas hicieron que subieran los precios de la vivienda.
Estas ayudas disparan la demanda juvenil, pero la oferta disponible no puede aumentar en zonas con restricciones a la construcción como Londres. A más demanda más sube el precio y eso ocurrió: aumentó un 6%. Además, lo poco que se construyó era muy pequeño, afectando a la calidad de vida de nuevos compradores. ¿Cuál es el problema? Que Barcelona, L’Hospitalet o Badalona también tienen estas restricciones: alta densidad y poco suelo disponible.

Los promotores privados sacan tajada de la iniciativa pública. Hay más pegas a esta iniciativa y se basan en lo que ya vimos ocurrir con nuestros vecinos británicos. Muchos promotores ajustaron sus precios para que las viviendas entraran dentro de las condiciones necesarias para pedir la ayuda. Aumentaron sus ventas sin tener que construir más y con ello, una medida que buscaba reforzar a los jóvenes, reforzó a los más ricos.
Hay lugares de Cataluña donde sí funcionará esta medida. El estudio que descubrió que las ayudas inglesas no funcionaban sí detecto zonas menos tensionadas donde sí lo hacían, porque había espacio para construir y menos densidad geográfica. Si aplicamos esto al territorio catalán, vemos que Lleida, Tarragona o Girona presentan las mismas características, así que los jóvenes allí podrían beneficiarse de las medidas.
Y ojalá lo hagan.
Fotos | @salvador_illa, @visitbarcelona, Idescat.
En Trendencias | Las 101 mejores preguntas para conocer a alguien.
Ver 0 comentarios